Cuento: El Presagio del Bufeo
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Ilustración de Paola Arévalo |
Shishin trabajaba desde muy pequeño para ayudar a sus padres quienes se dedicaban a la agricultura doméstica, la caza y la pesca; se convirtió en un gran buceador y nadador, pescaba con gran habilidad y destreza, también la caza formó parte de su vida como medio de supervivencia y comercio. Hacían trueque con artículos básicos para el hogar con su padre (ropa, azúcar, ollas, kerosene, aguardiente o cañazo) además de municiones para su precaria escopeta que el papá de Shishin cargaba para todos lados. Los frutos de la cosecha que obtenían cada temporada además de las carnes que padre e hijo solían cazar siempre en la profundidad de la selva de Alto Amazonas, le servía para el consumo diario y también para vender en los puertos más cercano de la gran ciudad de Yurimaguas.
Shishin era feliz con su familia y a pesar de tener tantas obligaciones como hermano mayor, le dedicaba atención a su pequeño hermanito, lo protegía de todo peligro que la selva rodea. El lugar al que pertenecía esta familia de indígenas, era un ambiente cálido, fresco, sano, pacífico y lejos del smog que ofrecen las ciudades modernas; pero poco a poco aquel lugar iría cambiando. El calor era más fuerte, insoportable e irritaba la piel de sus habitantes, la merma del agua y el color negruzco que recorría lentamente los ríos de su entorno iban matando a los seres vivos que lo habitaban. Empezó a notarse un desmedido y brutal cambio climatológico. Indiscriminada tala de los árboles más añejos, fuertes y poderosos que existieron por años de años en la selva, cayeron en manos de inescrupulosos madereros y depredadores que comercializaban de madera ilegal la flora y fauna. Los animales tenían que emigrar a otros lugares más seguros, donde abunde la comida para poder alimentarse, lo cual perjudicaba también a sus habitantes nativos, cazadores milenarios que lo hacían con fines de supervivencia como parte de un legado de sus ancestros.
Un día, Shishin se encontraba sentado frente al río Paranapura mirando lo hermoso que era su selva, su paisaje natural, que brindaba el ocaso del sol. Estaba concentrado y pensando también como podría hacer para remediar este problema de la contaminación ambiental, quería proteger a su comunidad ante la irresponsabilidad de algunos inconscientes hombres que no miden las consecuencias para las futuras generaciones. Cuando se proponía retirarse a su tambo, de repente escucha así de la nada una voz que le dice: “El amor que le tienes a la naturaleza va ser el principio de una lucha contra los causantes inmediatos de la contaminación de tu hábitat”. Dicho esto, el muchacho, estaba aterrado, miraba alrededor y no había nadie, fue entonces que al mirar hacia el río se da cuenta que a unos metros de la orilla empieza a aletear y sacudirse de las aguas un pez. Este se había enganchado en el anzuelo que antes shishin había lanzado para pescar y llevar algo de comida a su casa. Entonces, comenzó a jalar con mucho cuidado y cada vez mas fuerte pues se dió cuenta que no era un pez pequeño. Emocionado Shishin decía y repetía: ¡¡Es un pez gigante, es un pez gigante!! Enseguida empezó lentamente a enrollar el nylon y sorpresa, era un enorme delfín rosado mas conocido en nuestra selva como bufeo estaba lleno de grasa en todo el cuerpo, era petróleo Y estaba muriéndose. Al ver esa escena e impulsado por su espíritu compasivo, el joven se acercó lentamente hacia el bufeo y vio en sus ojos la tristeza de su realidad, que parecía querer decirle algo. No tardó enseguida en retirarle el anzuelo que estaba incrustado entre sus filudos dientes. Fue ahí cuando en la orilla del río, el gran bufeo dando muestras de agradecimiento, pero aun débil le empezó a hablar.
El joven habitante estupefacto y casi mudo de la impresión y de lo que sus ojos veían, escuchó: "Pocos tienen el alma noble y compasiva. Tú serás el salvador de seres desprotegidos y moribundos". Te agradezco por ayudarme. También le dijo a modo de advertencia, que la contaminación que se esta cometiendo en la selva de la Amazonía Peruana será la fase terminal de un cáncer impulsada por la codicia, la ambición y la irresponsabilidad de unos cuantos que no respetan la fauna y flora silvestre. Aquellos que no miden las consecuencias y no entienden que, si se daña o perfora uno de los pocos pulmones del mundo, este acabara con sofocar y destruir el planeta. Luego de escucharlo, el muchacho sorprendido le preguntó quién era él y por qué le decía todo eso. ¡El bufeo le respondió que en realidad no era un bufeo si no un mensajero divino protector de las almas y seres que habitan en la mística e inexorable Selva Amazónica, tu hogar! Luego de decirle todas esas palabras pidió que lo liberara de la espesa grasa que cubría su cuerpo. Enseguida el muchacho lo hizo. Limpió su cuerpo y le dió unas hojas de wama para alimentarlo. Ya casi de noche el muchacho le preguntó si se sentía mejor, a lo que respondió el Bufeo que sí. Te dejaré libre! le dice el muchacho. Pero antes de dejarlo libre, el muchacho le preguntó: ¿En dónde te paso esto? ¿En qué parte? Dímelo por favor… El bufeo le indicó la ubicación exacta y por donde debía navegar para llegar al lugar. Una vez dicho esto, el bufeo agradecido, regresó nuevamente a las profundas aguas del río Paranapura.
El muchacho preocupado y aún sin salir del asombro, regresó a su hogar presuroso y sudoso de tanto correr para contar a sus padres lo que había acontecido. Ya en casa encontró a sus padres y les narró la historia. Los padres de Shishin y su pequeño hermano no salían del asombro. Ten cuidado le decían sus padres, no te acerque mucho a las orillas del río de noche por que los bufeos son almas endemoniadas que capturan a sus presas y los sumergen a las profundidades del río robándoles el alma bueno. Pero Shishin les contó que no era malo, era todo lo contrario a la idea de sus padres. Le dijo también que tenían que hacer algo para prevenir del desastre de la contaminación a su pueblo.
Incrédulos los padres del muchacho y fastidiados por las versiones fantásticas que les contaba su hijo. Los padres de Shishin le mandaron a dormir y le pidió que no se hable más del tema. El papá pensó: ¿Un bufeo que le habla de luchar, proteger y preservar sus raíces, sus costumbres y las de su pueblo? qué imaginación la de Shishin .. simplemente no le hizo caso.
Al día siguiente, Shishin decidió partir al lugar que su inusual amigo el Bufeo le había relatado, quería constatar de la veracidad de aquel presagio del bufeo. Sin decir nada a sus padres, salió de su casa y aproximándose al río sacó su canoa que estaba amarrado en una estaca de madera para enrumbar a un lugar peligroso y desconocido, pero, la osadía y valentía de este muchacho revelaría la más espantosa realidad de una parte de la selva depredada y destruida por el petróleo que extraían cerca al río y que todo ese veneno se depositaba en sus aguas. También vió como miles de peces morían, algunas aves atrapadas en el fango de petróleo y moribundas, árboles secos y miles de ellos talados. Era un panorama devastador para los que habitaban en la zona y perjudicial tanto para los animales, vegetación y seres humanos de la selva.
El Bufeo había elegido a Shishin como líder para luchar contra la irracional acción de muchas empresas y sus colaboradores con el fin de sensibilizar y concientizar a los habitantes de la selva para enfrentar abusos y proteger el medio ambiente al que pertenecían. Pronto, Shishin contó a mucha gente de lo que había visto, buscó apoyo en las autoridades, se informó de cómo educar, prevenir y fomentar las buenas costumbres dentro y fuera de su hogar. Preparó a la población a luchar con el flagelo de la indiferencia de algunos inconscientes personajes que solo buscan enriquecerse sin respetar orígenes, creencias, costumbres y sobre todo sin importarles la destrucción del gran pulmón del mundo que perjudicaría a las futuras generaciones.
Varios años después, Shishin creció y se hizo mayor de edad y vió la necesidad de salir de su natal caserío para emigrar y estudiar mas acerca de sus raíces, quería ser un profesional protector del medio ambiente para aplicar sus conocimientos en beneficio y aporte al desarrollo de su caserío pero con responsabilidad.
No hay duda… Shishin, se había convertido en un gran líder de su Comunidad respetado por grandes y chicos. Un hombre orgulloso de su raza y origen, sus costumbres y tradiciones, orgulloso de ser un habitante de la gran selva del Alto Amazonas.
Nota: El cuento fue escrito por César García en el año 2009, como colaborador de un Proyecto de Educación Ambiental.
Ilustración: Paola Arévalo
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